Muy a menudo pensamos que los platos de pequeños se sirven calientes porque la idea más extendida es que son platos de invierno. De hecho, muchos libros de cocina sobre los pequeños proponen platos como una tripa a la catalana, con habas, una romescada con el estómago y una mano de cerdo, por ejemplo. Platos como estos son los que redescubre el Antonio Campins cuando, de excursión por toda la península, se detiene en Cataluña y pone sobre la mesa muchas y variadas formas de elaboración de la tripa y la capipota en su libro "Las mejores recetas de los callos. La vuelta a España en 80 callos ".
Nosotros estamos convencidas sin embargo, que la cocina de casquería rebasa el concepto del plato de cuchara y las propuestas tradicionales, por otra parte bien buenas. Y pensamos que, con los productos frescos y calidad que podemos ofrecer, se pueden preparar platos sabrosos y diferentes. Como lo que hoy os contamos, que es una versión de otro plato nuestro, ligeramente inspirado en el pulpo a la gallega y en el que sustituimos los cortes de pulpo por unos de tripa rellena de capipota.
Esta propuesta tiene el mismo punto de partida: preparamos un rollo de tripa relleno de capipota, previamente hervidas tanto una como la otra. Después hacemos el rollo a cortes y los pasamos un minuto para la plancha. Para acompañarlo, os proponemos una fórmula que está para chuparse los dedos: hacer un lecho con calabacín asado, poner unas judías por encima y un poco de caviar de aceite. Y ... buen provecho